El dolor crónico es un dolor que dura más de seis meses y que no es posible hacer remitir por las terapias convencionales que se usan para controlarlo como la cirugía, los medicamentos u otros medios. En este momento el dolor deja de ser un síntoma y pasa a ser una enfermedad en sí misma.
Se estima que un 20% de la población sufre esta patología y en ocasiones afecta en gran medida a la calidad de vida de quien los sufre, ya que el dolor puede mantenerse durante meses o incluso años, afectando tanto a la salud física como emocional del paciente.
El origen más común del dolor crónico proviene del dolor de cabeza, dolor en las articulaciones, dolor de espalda y dolores derivados de accidentes.
También se incluyen dentro del dolor crónico el dolor que afecta a determinadas partes del cuerpo como los hombros, la pelvis y el cuello. Determinadas dolencias como las tendinitis o el síndrome del túnel carpiano también se pueden incluir dentro de esta patología.
El diagnóstico del dolor crónico viene dado principalmente por el tiempo de evolución del mismo, así como de los factores que el paciente siente que empeoran el dolor y las características del dolor, ya que el paciente puede sentirlo como hormigueo, punzadas, pinchazos, etc.
El tratamiento del dolor crónico se hace desde un enfoque integral que incluye medicamentos, terapias, técnicas de relajación, quiropráctica, motivación hacia cambios conductuales, ejercicios físicos, masajes y en algunos casos hipnosis o estimulaciones eléctricas.
En los hospitales y en muchas clínicas existen las Unidades del Dolor, donde se solicitan pruebas complementarias al paciente como resonancia magnética, TAC y gamma grafía para intentar comprender la particularidad del dolor para así poder aplicarle un tratamiento más específico.
Se estima que un 20% de la población sufre esta patología y en ocasiones afecta en gran medida a la calidad de vida de quien los sufre, ya que el dolor puede mantenerse durante meses o incluso años, afectando tanto a la salud física como emocional del paciente.
El origen más común del dolor crónico proviene del dolor de cabeza, dolor en las articulaciones, dolor de espalda y dolores derivados de accidentes.
También se incluyen dentro del dolor crónico el dolor que afecta a determinadas partes del cuerpo como los hombros, la pelvis y el cuello. Determinadas dolencias como las tendinitis o el síndrome del túnel carpiano también se pueden incluir dentro de esta patología.
El diagnóstico del dolor crónico viene dado principalmente por el tiempo de evolución del mismo, así como de los factores que el paciente siente que empeoran el dolor y las características del dolor, ya que el paciente puede sentirlo como hormigueo, punzadas, pinchazos, etc.
El tratamiento del dolor crónico se hace desde un enfoque integral que incluye medicamentos, terapias, técnicas de relajación, quiropráctica, motivación hacia cambios conductuales, ejercicios físicos, masajes y en algunos casos hipnosis o estimulaciones eléctricas.
En los hospitales y en muchas clínicas existen las Unidades del Dolor, donde se solicitan pruebas complementarias al paciente como resonancia magnética, TAC y gamma grafía para intentar comprender la particularidad del dolor para así poder aplicarle un tratamiento más específico.
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